LA HISTORIA DE V.
Esta es la historia de V , una niña de 11 años de edad a quien conoci ya hace algo de tiempo. V era una estudiante de mi salón en aquel entonces. De complexión gruesa y alta para su edad. Siempre usaba tenis tipo convers, sudaderas amplias y algo masculinas con los pantalones deportivos de su uniforme escolar en bastante mal estado. Siempre llegaba desalineada, ni una sola vez la vi entrar sonriendo al salón, al contrario, con su cabeza agachada y en ocasiones hasta con sus ojitos llorosos.
En principio solo vi una niña nada femenina, que nunca venia aseada y con mucha dificultad para aprender.
Poco a poco fui descubriendo la triste realidad de V; vivía con su mama pero ella trabajaba todo el día. Por lo mismo a V la recogía su tía- una chavita como de 19 años quien la deja en casa de su abuela- mujer de unos 80 años. Cuando su tía no podía ir por ella, su otra tía la llevaba y la traia pero debido a este cambio constante V casi siempre llegaba sin sus libros completos. A veces me decia que había hecho la tarea pero que la mochila se quedo en el carro de la otra tía o con la abuela o en el carro de su mama… en fin V nunca tenía la certeza de que pasaría al día siguiente.
Durante clase era evidente su falta de atención, le costaba mucho trabajo concentrarse y socializar con su salón. Pasaba los recesos sola, varias veces quiso quedarse dentro del salón pero no se lo permití. Varias veces revise su cuaderno: sus tareas y trabajos estaban hechos sin ningún orden; lo mismo tiene uno de hoy en la primera hoja y
los de hace un mes en la última página: sin fecha, sin nombre, sin título, sin
pies ni cabeza; parecía ser un claro reflejo de su vida.
Un día tuvimos la clase abierta para
padres de familia. Recuerdo perfecto que todos los papas fueron, ya sea mama o
papa o incluso abuelos. Menos los de V. Sentí una tristeza tremenda al verla
llegar solita, con sus mismos pants desalineados sin peinarse y con la
inseguridad que la caracteriza. Trate de animarla pero solo logre una tímida
sonrisa; la veía que observaba a las
otras niñas, creo que anhelaba ser ellas, no por su físico ni por las cosas que
las otras tienen…la veía añorando sentirse amada, cuidada, sintiéndose segura y
feliz.
Quisiera dejar de ver V’s en mis clases, me parte el corazón porque a esa
edad debería estar como las otras niñas: siempre contenta! Jugando entre ellas,
mandándose cartitas de amistad, comiendo papas con chile y riendo simple y
llanamente porque si.
Me pregunto si su tristeza algún día cambiara o si está marcada ausencia de
amor e inseguridad le duraran toda la vida? Quisiera tenerla más horas al día
para decirle constantemente lo especial que ella es, pero no sé si me creería
porque parece que nunca nadie se ha dado el tiempo de demostrárselo. Me doy
cuenta que uno de los más grandes anhelos de los niños es sentir que pertenecen
a alguien. Que alguien está ahí para aplaudir sus logros. He podido ver en V
una sensación de soledad que me duele profundamente.
Quisiera cambiar la realidad de V.
Que llegara a clases contenta, sonriendo con su ropa alineada y su
carita lavada, no porque lo que importe sea el físico sino por lo que
significa: alguien ahí para ella, no solo preocupados de que coma y duerma sino
realmente “ocupándose” en hacerla feliz. Desearía que su familia pudiera darle
esa sensación de pertenencia y seguridad que tanto necesita.
El estar en esta noble profesión de docente me abre los ojos al mundo de
los niños: un mundo que quisiera fuera mejor de lo que es.
Hoy que llegue a mi casa abrazare a mi hijo demostrándole lo mucho que lo
amo y me ocupare más de sus necesidades. Te invito a hacer lo mismo: recordemos
que ellos son un espejo de nosotros y son pequeñas almas que están en proceso
de maduración y todo lo que hagamos y no hagamos definirá sus futuros y su
carácter.
Sé que es difícil ser adulto, que la vida te pone pruebas y el tiempo y la energía
son limitadas pero si hay algo que debemos tratar de darles es una infancia
llena de amor y seguridad porque eso es algo que nunca olvidaran y les marcara el resto de sus vidas.
que lindo amor
ResponderEliminar¡estoy leyéndote! felicidades! gracias por compartir tanto y desde el corazón sincero
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